Motivaciones interdependientes

© macgyverhh - Fotolia.com
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El Señor mira, no lo que hacemos, en sí mismo, sino lo que hay detrás de lo que hacemos; es decir, nuestras motivaciones.

La motivación es un ingrediente del fundamento que nos impulsa emprender proyectos, grandes y pequeños. Si mi motivación es o de oro, o de plata o de piedra preciosa, cuenta con el favor de Dios, y la tormenta no podrá derribar mi construcción; mas bien la fortalecerá. Pero si fuere de madera, heno u hojarasca, no cuenta con el favor de Dios, y la más insignificante chispa podrá convertirla en ceniza (1 Cor 3:12).

David es un ejemplo claro de motivaciones. Día tras día buscaba que sus motivaciones sean correctas y agradables a Dios (escudríñame, oh Jehová, y pruébame; examina mis íntimos pensamientos y mi corazón.). ¿Qué construyó? : un imperio poderoso y una dinastía de 400 años; a pesar de…

Motivaciones correctas
Hay tres motivaciones interdependientes que deberían estar detrás de cada acción nuestra. Digo interdependientes porque la una no tiene razón sin lo otras.

Mencionemos estas tres motivaciones:

1. Glorificar a Dios (oro),

2. Realización Personal (plata), y

3. Servir a otros (piedra preciosa).

Recuerda: cada una no tiene razón sin las otras dos.

Si anhelas hacer algo para servir a otros, cerciórate de que glorificará a Dios y que te llevará a una realización personal. Si deseas hacer algo por motivos de realización personal, asegúrate de que Dios será glorificado y que significará un servicio a los además. Si aspiras hacer algo para glorificar al Señor, certifícate de que será un servicio al prójimo y que te llevará a una realización personal.

Matemáticamente, diríamos:
Glorificar a Dios = Servicio + Realización Personal.
Servicio = Glorificar a Dios + Realización Personal.
Realización Personal = Servicio + Glorificar a Dios.

Cada ser humano ha sido creado para glorificar a su Creador, mediante una relación personal. Y le ha sido depositado potencialidades, que, si los realiza, poniéndolo al servicio de los demás, experimentará un sentido real de existencia (realización personal).

De ninguna manera glorificar a Dios es lo opuesto a realización personal. Muchos creen que para glorificar a Dios tienen que olvidarse de su realización personal. Hasta creen que eso significa negarse a sí mismo. Cuando alguien cuenta que tuvo que enterrar sus sueños personales por causa del Señor, realmente no ha enterrado los sueños de su vida. Lo que exactamente ha enterrado son sueños egoístas, sin trascendencia, mal concebidas y poco significativas. Y no le está haciendo un favor al Señor. Mas por el contrario, se hace el favor a sí mismo, por cuanto ahora ya tiene los sueños que lo llevarán a una verdadera realización personal.

Una mirada a la vida y ministerio del más cotizado de los primeros apóstoles, Pablo, puede comprobar lo que acabo de afirmar. Tiempo después de encontrarse con Cristo, dijo: ay de mí sino predico el evangelio; me es impuesta necesidad ( 1 Cor 9:15). Y no lo dijo con el acento de un miserable esclavo de Jesucristo, sino como alguien que ha encontrado EL TODO de su vida. Él lo expresaría así: si no lo hago, moriré frustrado; es mi vida, no me lo quiten.

La voluntad de Dios
Discernir la voluntad de Dios es sinónimo de evaluar las motivaciones. Algo es la voluntad de Dios, agradable y perfecta, siempre y cuando: glorifique a Dios, te lleve a una realización personal, y sea un servicio a los demás. Si sólo consideras el glorificar a Dios; debido a que es un poco subjetivo, podrás equivocarte fácilmente, emprendiendo proyectos para servirte de los demás. Y peor aún, hasta podrías enredarte en proyectos para los que no naciste. Resultado: frustración (potencialidades sin estrenar) y vergüenza (dirán los burladores ¿no te mandó Dios hacer tal cosa?).

Algunos retos
Dicho esto, nos queda algunos retos. Una de ellas es “sacar tu potencial”. Como que tenemos una mina dentro. Para el intelectual su mina está en su cerebro; para el artesano, en sus manos; para el futbolista, en sus pies; etc. Pero, igual, vivirás frustrado, a menos que explotes tu mina. ¡Y he allí el detalle!

Nuestro padre celestial cuando dice “¡no harás esto!”, “¡no harás aquello!”; no lo hace con el fin de hacernos difícil la vida, ni mucho menos anularnos. Lo hace con el fin de que nuestro potencial no se eche a perder. Sus “no harás esto” están diseñados para hacer presión sobre nosotros, de tal manera que nuestro riquísimo potencial salga a luz.

El segundo reto es “servir a otros”. Todo el qué-hacer humano que no incluya este ingrediente, no tiene valor espiritual. Los que empiezan negocios para sacar dinero a la gente, y no para servirles, al pasar los días terminarán cansados y frustrados. Es que no es un asunto de forma, sino de fondo: la motivación (lo que realmente Dios mira, y según la cual prospera, a través del tiempo y el espacio).

El que no sirve a otros, nunca tendrá un sentido real de existencia. El cree que no puede ni debe servir a otros, porque tiene muchas cosas personales pendientes (cuidar su vida), al final sentirá que no ha vivido (perderá su vida). Mas el que sirve a otros (da su vida), al final se verá realizado (hallará su vida). ¿Entiendes ahora por qué nuestro Señor dijo eso a sus discípulos?

El hombre y mujer que, por la gracia de Dios y el poder del Espíritu Santo, explote su potencial y los sirva a los demás, sin lugar a dudas hallará su realización personal y al Señor su Dios glorificará. Amén.

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