Justo Llecllish M.

Pastor. Autor.
Mentor. Conferencista. Blogger. Geek.

—Pastor de Héroes21 —Director de faxjuvenil —CEO de ENTERMINISTRY.COM

Nací el 3 de Octubre de 1971, en la ciudad de Caraz (Ancash, Perú), a 10 horas de la capital. Gracias a Dios, de padres cristianos (mi papá es un ministro de las Asambleas de Dios, desde que tengo noción).

Hasta donde yo recuerdo, asistí toda mi vida a la iglesia. Primero, porque quedaba al frente de mi casa. Segundo, porque papá me llevaba a la buena y muchas veces a la mala. Recuerdo que tenía que escuchar atentamente la clase de Escuela Dominical, porque al llegar a casa tenía que contarle a mi papá la lección. Y como él conoce la Biblia, me era imposible engañarlo.

A la edad de 16 años (1989) mi papá me envió a Lima para estudiar en la universidad (uno de los sueños más preciados de mi padre). Una vez en Lima comencé a congregarme en la Iglesia Templo Calvario, cuyo pastor era Arturo Castañeda.

Ya conocía un poco la iglesia, porque allí asistí durante los 5 veranos anteriores. La primera vez que escuché a ese pastor quedé impactado poderosamente. Primero, porque era joven. Segundo, porque sus palabras atravesaban la mente y el corazón. ¡Nunca había conocido un hombre como él!

Yo vine a Lima para prepararme y ser un empresario. Crecí con esa mentalidad, y tenía todo el apoyo de mis padres para llegar a serlo. Pero de pronto sucedió algo imprevisto. El Señor se me atravesó en mi camino. Y en un instante mi deseo de ser un empresario se convirtió en un deseo de ser un predicador. Compartí esto con varios, y obviamente nadie me entendió. ¡Es que nunca había querido serlo, y ahora lo anhelaba con toda mi alma!

A los 20 años (1991) tuve una experiencia muy singular. Recuerdo que una mañana me levanté muy temprano (como pocas veces). Saqué el pie de mi cama con cero de flojera. Es decir, muy inspirado para orar. Así que oré, oré y oré. Recuerdo que le decía al Señor con lágrimas y ternura: “Por favor, úsamente”. En los siguientes minutos, por mi mente pasaron distintas imágenes de las iglesias a las que mi padre iba a predicar y yo le acompañaba. Le dije al Señor: “Por favor, levanta líderes juveniles fuertes en cada iglesia” (es que veía muy débiles a los jóvenes). En eso el Señor despertó un deseo en mi espíritu: ayudar a esos jóvenes a levantarse y convertirse en poderosos hombres de Dios.

EL AÑO 1988 COMENCÉ A EDITAR una revista de 28 páginas. Se llamaba TEMAS. Ya iba en su tercer número. Y en esa mañana, decidí editar una nueva publicación, pero para cumplir ese llamado del Señor. Le conté todo esto a un amigo mío (Fernando Ramos). Le dije que necesitaba un nombre para esta publicación. Estábamos en el bus, rumbo a la iglesia, pensando qué nombre ponerle a esta publicación. Le dije que el nombre tenía que estar relacionado a una moderna tecnología de comunicacion. Y de pronto salió el nombre Fax Juvenil. Y decidimos que consistiría en una hoja A4 doblada en dos. Primero, porque los jóvenes leen poco. Segundo, porque es más rápido y más económico producirlo. Tercero, lo distribuiríamos gratuitamente (venderlo se demora mucho). Desde Abril de 1991 a la fecha hemos distribuido varios miles ejemplares.

La primera vez que prediqué fue cuando tenía 15 años. Mi papá, pastor de una iglesia de las Asambleas de Dios, se enfermó, y envió a su amigo (Macario “Batita”) para que predique. Pero como este amigo era también mi amigo, me pidió que yo predique. Al principio pensé que me lo decía en broma, pero como tan convincentemente me lo decía, acepté muy emocionado. Recuerdo que prediqué sobre 2Tim 4:7 (repetí un mensaje que escuché de labios del que luego sería mi pastor).

Ya congregando en Templo Calvario, mi pastor me dio la oportunidad para predicar en las noches de oración. Lo hice y me encantó.

A inicios de los 90 había sacado la tercera edición de mi revista TEMAS y visité a un pastor (amigo de mi padre) para que me permitiera venderlos en su culto del domingo. Este pastor, Mercedes , no sólo me lo permitió, sino que también me pidió que predique en su iglesia. Y sin pensarlo dos veces, acepté. Llegó el día, y fue recontra fabuloso. ¡Ni yo mismo me reconocía!

A partir de ese día se me prendió el foquito. Empecé a contactar a los amigos de mi padre. Y todos se alegraban de saber que el hijo de su amigo también estaba en las filas del ministerio. ¡Y me invitaban a predicar en sus iglesias!

Desde ese día hasta hoy no he cesado de predicar en distintos lugares. Chicos, medianos y grandes. Creo que el más grande fue en un congreso juvenil que la Asociación Evangelística Billy Graham hizo en Lima en 1998, y también en los eventos juveniles de casi todas las denominaciones.

A fines del 92 mi pastor me envió al cono norte de Lima para empezar una célula. Traté de hacer lo mejor que pude, es que mi ministerio como conferencista requería mucho de mi tiempo, que tenía que compartirlo con mis estudios universitarios (Administración de Empresas, USMP). Esa célula creció y creció, y pronto nos declararon iglesia. Empero, lo que me cautivaba y quitaba el sueño no era tanto pastorear una iglesia grande, sino ser un gran predicador y maestro de talla intergaláctica.

A comienzos del 2000 tuve otra experiencia. Estaba en mi oficina orando y meditanto en la Palabra. En eso sentí en mi espíritu una suave y dulce voz. Era, sin duda alguna, el Señor. Sentí que el Señor me acariciaba el corazón, así como un padre lo hace con su hijo. Me dijo el Señor: “Así que quieres conquistar el mundo”. Yo le respondí: “Sí, Señor”. Y me preguntó el Señor: “¿Cómo piensas hacerlo?”. Mirando el globo terráqueo sobre mi escritorio, le dije: “Buscaré la manera de establecer contactos en cada país del mundo. Luego esos contactos se convertirán en distribuidores de Fax Juvenil. Y finalmente, con ellos abriremos oficinas de Fax Juvenil en todo el mundo”. Pensé que el Señor se impresionaría por tal estrategia. Pero no. Con su característica voz de padre, me dijo: NO. Voltié mi cabeza del globo terráqueo a mi Biblia, y justo leí un texto en el que estaba abierto. El texto decía: “Multiplicaré tu descendencia como el polvo de la tierra, y tu descendencia heredará la puerta de sus enemigos”. Terminé de leer, y una frase se despertó en lo profundo de mi espíritu e invadió mi mente. La frase era: “La visión se conquista con hijos”. Voltié mi cabeza a mi globo terráqueo nuevamente, y ya no la vi lleno de oficinas, sino lleno de iglesias. Y cada una liderada por un hijo espiritual mío. ¡Aleluya!

Los siguientes días no pude dejar de pensar y hablar y planear en función a eso. Y gracias a Dios, me encontré con muchos hombres de Dios y cada uno me confirmaba que efectivamente era el Señor quién me estaba ampliando la visión.